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  • Pimpampelis

Holi, 2019. O cómo achicar agua contando billetes.

Actualizado: 16 may 2020


Hoy he aterrizado en 2019. Empecé a trabajar el 2 de enero, pero he aterrizado de verdad una semana más tarde. Me he levantado sin voz y con una lista de pendientes que sólo se puede comparar con la de las facturas de este diciembre loco: viajes al norte, comidas, cenas y vueltas al sur. Y Reyes Magos que se olvidan de pagar la cuenta y dejan a las madres emprendedoras el marrón de cuadrar números.

Normalmente, en los últimos dos años de ésta, mi vida emprendedora -aka Pimpampelis- el bloqueo por la presión me dejaría sin aire lo suficiente como para que esa lista se fuera haciendo más grande, a medida que yo voy tratando de reducirla. Metiendo horas y horas como quien achica agua con cucharillas en un barco agujereado por un iceberg. Malamente. Yesss.

Pero a mi yo presente y futuro, a esta tipa que ha arrancando 2019 sabiendo que tiene un sueldo auto impuesto (micro-sueldo, pero sueldo al fin y al cabo), unos objetivos anuales, trimestrales y semanales… A esa jefa de su vida eso de achicar a lo tonto y morir ahogada ya no le pasa. Por las mañanas cuento mis billetes de 500€ y pongo foco. Y aterrizo. Uno, dos, tres… así hasta 20 billetes, 10.000 eurillos sobre mi mesa todas las mañanas. Y luego miro mi agenda. Y resulta que está llena de planes que tienen sentido. Y acto seguido el calendario mensual.

-Quita esto de aquí, imposible de cumplir. Ya has entregado tarde, mejor lo cambias y haces proyecciones realistas, nena. Así mejor, si tardas, tardas, pero no te engañes.

Y más tarde abro el correo. Y cada vez que voy a contestar un mail, recuento mis 10.000 eurillos. Y pienso en la de cosas que haría con ellos si fueran de verdad y no papelajos impresos por ambas caras en la tienda de abajo.

Y me doy cuenta de que todo tiene que ver con mi empresa, porque el viaje a las Fiji se me ocurre solamente al final de una interminable lista de inversiones en mi proyecto, en mi pasión. Miento. Antes, lo primero de todo, va la compra de unos cien pantalones de chandal sin agujeros de todos los tamaños para mis tres churumbeles. Porque ellos no necesitan mucho más para ser felices, y nos sobran 9.000€ (9500€ si son del Primark).

Veamos… compraría objetivos nuevos para la cámara nueva. Me pagaría el curso aquel de etalonaje. El proyector, no lo olvides. Ampliar espacio, por supuesto, gigas a lo loco, que pago yo. Buff, mejorar la web, fotos nuevas, invertir en SEO y en SEM. Claro, aquel seminario donde aprender a sacar todo el partido a mi cámara, el que molaba sólo por lo caro que era.

Y si me sobrara algo, me compraría una compañera de curro. Sí, han oído bien, sin sueldo ni funciones, la compraría para tenerla, a secas.

Porque yo hablo, hablo muchísimo. Pienso en voz alta delante de la gente. Eso hago. Y a veces abrumo a la gente. Tanto, que cuando voy a un evento o una cena, paro un minuto antes de cruzar el umbral y me digo firmemente “Belén, pregunta cosas a la gente y piensa para dentro, así media horita, nena, tú puedes”. Nunca funciona, porque pienso para fuera, pero siempre lo intento. El caso es que trabajo sola en mi propia casa casi todas las horas que mi casa está a solas conmigo. Sola ¿Ya lo he dicho? Sola.

Así que compraría una compañera de curro. Tomaríamos cafés. No tomo café pero por ella lo haría, porque en los trabajos toman café. No hablaríamos largo rato porque hay que concentrarse y trabajar. Pero nos contaríamos cosas graciosas y tendríamos chistes internos, así, de curro. Y sobre todo, sobre todo, cuando abro el correo y voy a contestar un mail, mi compañera me diría:

- Tú trabajo vale mucho, ten en cuenta tal cosa y la otra.

- Lo que haces es grande, no lo minimices o no te valdrá la pena.

- Firme y amable, clara y concisa, no marees a la gente y que no te mareen.

Y entonces yo pondría foco para responder mails en un periquete. De forma amable y concisa. Y me pondría manos a la obra con mi larga lista de pendientes, priorizando. Tal y como he aprendido estos meses a priorizar.

Pero es que los 10.000 euros son papelajos y eso significa que no tengo budget para comprarme una compañera-esclava. Ni siquiera una Nancy que tenga vocecillas pregrabadas y me anime cuando lo necesito. Por eso creo que Tania Lasanta me mandó imprimir billetes morados y contarlos cada día, porque está liada teniendo su propio proyecto de mentoring para emprendedores y no le daría tiempo a venir a cada rato a decirme lo que ya sé.

Porque yo sé que mi familia es lo primero y mi trabajo siempre tiene que merecer el esfuerzo que hago y los sacrificios que supone hacerlo. Y si no, hay que cambiarlo. Porque yo sé que lo que hago mola mil y no necesita adornos ni envoltorios artificiosos para que los demás también lo sepan. Porque yo sé que tardar el doble no hace que algo esté dos veces bien. Porque yo sé que me incomoda kilos ponerle precio a mi trabajo aunque sepa que a veces se parece más a un hobby muy caro que a un trabajo remunerado. Porque yo sé que hacer de tu pasión tu trabajo no es excusa para no obtener un legítimo beneficio. Y no es excusa para no ponerle límite de horas ni días, ni para robarle ese tiempo a mi familia.

Y todo eso -que ya sé- tuvo que venir a decírmelo Tania Lasanta, que es una tía muy lista y muy buena persona. Me lo repitió durante tres meses difíciles pero ilusionantes llenos de aprendizaje, de nuevos hábitos y reflexión. Y ha conseguido que me levante de la cama en 2019, una semana más tarde de lo previsto y sin voz, pero sin miedo a achicar agua. Esta vez sola, de nuevo. Pero tengo 10.000 euros de mentira y las herramientas necesarias ¿Quién dijo miedo?

PD: Soy consciente de que la parte central de este texto parece sacado de “Mujer Blanca Soltera Busca”, pero es sólo un homenaje cinéfilo. Yo en realidad no estoy desequilibrada ni tengo planes de comprar, esclavizar ni secuestrar a personas afines a mí con el objetivo de sentirme acompañada. Y durante la redacción de este post no ha sufrido ningún animal. Está basado en hechos reales, pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Firmado: la loca que cuenta billetes de pega cada mañana antes de currar.

Post posdata: Me he currado los enlaces externos, así que haced click en las palabritas amarillas y echaros unas risas, al menos.

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